20040626

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA- SABADO 26 DE JUNIO DE 2004.

Un breve análisis sobre la presencia en la historia contemporánea venezolana, de un valioso movimiento académico y estudiantil, identificado como la gloriosa “Generación del 28”, conformada por jóvenes universitarios, que protagonizaron en 1928, en la oportunidad de celebrarse el carnaval caraqueño de la época, que culmino, en una abierta propuesta cuyo destino era la modificación del régimen político presidido por Juan Vicente Gómez, e igualmente luchar por un cambio en los fundamentos que guiaban la cultura y la sociedad venezolana.

Este movimiento universitario de estudiantes en un primer momento de la UCV, entre 1923 y 1925, se dan a la tarea titánica de reconstruir los organismos de representación, en los centros adscritos a las facultades de Medicina, Derecho e Ingeniería. Seguidamente promueven la reconstrucción de la Federación de Estudiantes de Venezuela, suspendido hasta la fecha por mandato del gobierno de Cipriano Castro.

Dan inicio a ciclos de conferencias, fundan la revista La Universidad, reciben motivaciones del órgano de los universitarios de la Universidad de Madrid, y proyectan la construcción de la Casa de Bello, con el propósito de contar con una sede propicia para realizar actividades culturales, e igualmente permitir albergue a estudiantes de escasos recursos económicos, que provenían del interior del país.

Este grupo universitario, lo presidía Jacinto Bombona Pachano, y lo integraban entre otros estudiantes, Raúl León Otero, Isaac Pardo, Miguel Otero Silva, Juan José Palacios, José Tomás Jiménez Arráiz, Elías Benarroch.

Promueven jornadas para recaudar fondos para lograr la realización de las actividades culturales, y dan inicio a la organización de la Semana del Estudiante, con motivo del carnaval de 1928. Destacan en el programa actos como: homenaje a los próceres en el Panteón Nacional; recital de la juventud, en un teatro de Caracas; concentración juvenil en la Pastora, coronación de la reina de los estudiantes Beatriz Peña, entre otros.

En la coronación de Beatriz I, participa un exiliado político, luchador popular en el exterior y uno de los introductores de la teoría marxista en nuestro país, como lo fue PIO TAMAYO, quien da lectura a un poema señalado como subversivo por el régimen, igualmente el cuestionamiento a las intervenciones de los jóvenes estudiantes de Derecho, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Joaquín Gabaldón Márquez, calificadas por las autoridades como irrespetuosas e inconvenientes, y el acto irreverente según el régimen, cometido por Guillermo Prince Lara, quien destruye una placa conmemorativa de una obra del gomecísmo, se da inicio a una ola represiva del gobierno reprimiendo los festejos conmemorativos, encarcelando a los dirigentes de la jornada universitaria conduciéndolos a la temida Rotunda, lo que dio lugar a un acto solidario del resto de los estudiantes quienes se entregan voluntariamente a la policía. El gobierno gomecista los remite al castillo de Puerto Cabello; 214 universitarios permanecen detenidos durante 12 días. La Universidad de los Andes en Mérida reacciona contra la medida, y en otras ciudades surgen protestas, lo que hace ceder al gobierno.

Este embrión revolucionario, alimentado por sublimes ideales de avanzada, se ubica como paradigma histórico, que se ubica en la nueva y reciente historia del siglo pasado, y, que enaltece a nuestra juventud universitaria, en procura de participar con fé de carbonero en la construcción de un futuro promisorio para las generaciones por venir.

Nuestra juventud tiene que cultivar ideales, tiene que rechazar con valentía los cantos de sirena de quienes propugnan el facilismo, y apartarse de los falsos Mesías o redentores

Que temerosos no permiten que nuestra juventud asuma el protagonismo en el hacer, en el construir, en apartase del marasmo enfermizo, la molicie, y tantos antivalores que destruyen la potencialidad del ímpetu juvenil con falsas posturas.

Nuestra historia presenta a nuestros universitarios como voceros de lo edificante, de la utopía que dejo de ser ingenua, para revertirse en sueño realizable con la sabia de principios de bien, en la búsqueda irrenunciable de una patria grande, sin exclusiones odiosas, ni protagonísmos devaluados.

El ejemplo de los universitarios de la generación del 28, está latente y debe significar el paradigma emergente para la generación del presente.