20061230

CLASE MAGISTRAL GRADUACIÓN DE LA XXV PROMOCIÓN DE TÉCNICOS SUPERIORES UNIVERSITARIOS EN LAS ESPECIALIDADES DE: ADMINISTRACIÓN DE VENTAS, TECNOLOGÍA AUTOMOTRIZ, Y MANTENIMIENTO MECÁNICO. XXIII PROMOCIÓN EN PRODUCCIÓN INDUSTRIL, Y IX EN CONTADURÍA. INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA INDUSTRIAL. “IUTI”. EXTENSIÓN SAN CRISTÓBAL.

ORADOR: LIC IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR.

APRECIADOS ALUMNOS IUTIENSES. HOY CULMINAN UNA ETAPA DE CRECIMIENTO PERSONAL, PARA EL BENEFICIO COLECTIVO, CON FE DE CARBONEROS.

HOY FELIZMENTE NOS REUNIMOS EN ESTA CASA DEL SABER, QUE NO SOLO ESTA ORIENTADA PARA LA INSTRUCCIÓN, LA CAPACITACIÓN, LA PROFESIONALIZACIÓN ACADÉMICA. ES FUNDAMENTALMENTE UNA CASA QUE VENCE LAS SOMBRAS, Y UNA MORADA PARA LA REFLEXIÓN PROFUNDA.

Recordemos pasajes que con especial dedicación, ustedes, y, quien les habla, analizábamos en cada clase de ética profesional, que quedaran en sus alforjas de sueños y utopías para la eterna búsqueda del bien, y el rechazo valiente del mal en todas sus nefastas representaciones.

Estamos viviendo una situación de contrastes tan llamativos de vida y de muerte, de abundancia y de miseria, de libertad y de sometimiento, que se apela a la fraternidad como salvación. Todavía se cree en la fraternidad como el rayo de esperanza en una sociedad que buscar solución y se la ve como la que hoy tiene fuerza de convocatoria”.

Resulta imposible crecer espiritualmente en un individualismo cerrado. La vida cristiana exige vivirla en comunidad, crecer con los demás, apoyarse unos a otros y brindar mi apoyo a los que están junto a mí. Es una vida compartida, solidaria, comunicada y comunitaria.

Amigas y amigos, pensemos que vivimos un mundo que padece de vértigo, un mundo donde proliferan tantas necedades e insensateces, de tantas acciones irreflexivas, de tantas influencias sin fundamento, no sólo es necesaria sino urgente la posesión de una sabiduría auténtica, profunda y eficaz. No de una pseudo-sabiduría que sólo confunde más, de una sabiduría solamente humana, sino de la Sabiduría que viene de Dios. Aquella que orienta, que ilumina, que dirige por el buen camino la existencia. Aquella que nos asiste en los momentos de confusión y de duda, en los momentos en los que nuestra mente puede llegar a entorpecerse por los embates de la vida.

En un mundo que golpea tanto, en el que nos encontramos rodeados de tantas felonías, de tantas ambiciones, de tanta soberbia. En un mundo donde salir lastimado es cosa ordinaria, no sólo es necesario sino urgente el estar lleno de fortaleza. No de fuerza bruta, avasalladora, generadora de violencia, de destrucción, de división y fractura. Tampoco fortaleza entendida como dureza de corazón, como insensibilidad, como indiferencia.

La fortaleza que hoy necesitamos es aquella que nos permite permanecer de pie en medio de las tormentas, en medio de las pruebas, en medio de las dificultades, en medio de las tentaciones. La que nos permite poder seguir pensando con claridad y actuar con acierto, aún cuando las cosas se ponen difíciles. Y esta fortaleza solamente Dios la da, porque solamente Dios la tiene, como invocación de las virtudes morales que coreábamos en las clases en esta su universidad.

En un mundo de guerras, de envidias, de avaricia, de feroz competencia. En un mundo de tanto vacío existencial, de tanta superficialidad, de tanta vanidad, es fácil llenarse de ansiedad y de angustia, es fácil sentirse solo y abatido, es fácil perder la calma: es fácil no tener paz. Pero la paz, a diferencia de lo que muchos creen no significa solamente ausencia de guerra. La paz es una experiencia interior que me hace vivir en armonía, en sintonía, en comunión conmigo mismo, con Dios, con los demás y con la naturaleza. La paz, ante todo, es un don, y es un don divino; y, la paz solamente Dios lo tiene, solamente Dios lo da, con infinita largueza.

El drama de la guerra es suficientemente conocido de todos, por las enseñanzas de la historia de todos los pueblos, y cómo a causa de este enfrentamiento entre los hombres, se producen muertes, injusticias, hambres, dolor, destrucción, etc. La gravedad se ha incrementado en el pasado siglo XX, y en el recorrer del recién iniciado siglo XXI, por la enorme capacidad destructora de los nuevos armamentos. Las dos guerras mundiales del siglo XX, y las múltiples guerras, que ha habido entre diversos países, elevan los muertos por este motivo a bastantes decenas de millones de seres humanos.

El objetivo de todos los hombres debe ser la paz. La paz sólo se puede conseguir si hay justicia. Una guerra de agresión será siempre injusta, pero cuando uno es atacado injustamente, puede legítimamente defenderse. Sería, entonces, una guerra justa. Sólo existirá una guerra justa cuando lo sea su causa y se hayan agotado todos los demás medios de solucionar pacíficamente el conflicto.

Si se miran de cerca todas las guerras se ve cómo, en su raíz, está el pecado humano: soberbia, afán de dominio, venganza, mentira, odio, etc. La única solución plena de la guerra es la conversión de los hombres, lo que Juan Pablo II, llamaba el «desarme de las conciencias». Los tiempos actuales ven dificultada esta meta por la existencia de ideologías que ponen en su base de actuación la violencia y que buscan por todos los medios el dominio mundial. Quienes predican rabiosamente la lucha de clases, la mentira como arma política y poseen enormes depósitos de falsedades, de mentiras, de odios, de maledicencia, de manipulaciones grotescas, que amenazan continuamente la paz mundial.

Siempre en la historia de la humanidad se ha dado el asesinato político, pero en este siglo ha crecido enormemente el uso del asesinato como arma política. Se le llama «terrorismo». Su fin es alterar el orden político e instalar otro nuevo, que dicen es mejor. El criterio moral del terrorismo se basa en el principio de que el fin justifica los medios. Además, el modo de realizarse es particularmente odioso, pues mata a inocentes, destruye bienes importantes para todos y nunca se presenta abiertamente sino que utiliza el engaño.

El fin no justifica los, medios. Este principio es de moral natural. Seguirlo facilitará grandemente la convivencia entre los hombres.

Las palabras de Juan Pablo II sobre este tema son claras. Después de insistir en la necesidad de la justicia, dice: -La paz no puede ser establecida por la violencia, la paz no puede florecer en un clima de terror, de intimidación o de muerte. El mismo Jesús dijo: «Quien toma la espada, a espada morirá» (Mt. 26, 52). Esta es la palabra de Dios, la que ordena a los hombres de esta generación violenta a desistir del odio y la violencia y arrepentirse (... ) la violencia es un mal, la violencia es inaceptable como solución a los problemas, la violencia es indigna del hombre, la violencia es una mentira, porque va contra la verdad de nuestra fe, la verdad de nuestra humanidad porque destruye la verdadera construcción de la sociedad-. Añadía después con fuerza.... que nadie pueda llamar nunca al asesinato con otro nombre que el de asesinato, que a la espiral de la violencia no se le dé nunca la distinción lógica de inevitable o de represalia necesaria. (29-1X-1979).

Recuerden queridos graduandos, que las éticas del consenso se basan en el diálogo constructivo y permanente.

“El consenso es quizá la mejor de las formas de llevar la ética a la sociedad, la menos mala”.

Pero hasta en los consensos, debemos diferenciar el bien del mal, porque: “Hay consensos inhumanos, como la aceptación mayoritaria de la esclavitud durante siglos”

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Dice Aristóteles que, “quien discute si se puede matar a la propia madre, no merece argumentos sino azotes”

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Sócrates, el mejor de los atenienses, murió condenado por sus sabios y envidiosos compatriotas. Parecían, dijo el acusado, un grupo de niños manipulados por la promesa de unos dulces. Y también dijo que es una postura inocente pensar que la justicia emana de la mayoría, pues es someterse a quienes pueden crear artificialmente el consenso con los medios que tienen a su alcance.

Habermas, menos ingenuo, es consciente de que los consensos pueden ser injustos; por eso acepta que sólo en una situación ideal de comunicación podrían resultar equivalentes el consenso y la legitimidad. Pero llegar a esa situación ideal requeriría una educación ideal y un comportamiento ideal por parte de la mayoría: algo -por lo que comprobamos a diario- reservado al mundo platónico de las Ideas. Sin embargo, es preciso tender a esa situación ideal, y ésa es la meta de la ética aplicada, especialmente vigente en la medicina, la empresa, la ciencia, la información, la ecología y la política.

«En asuntos que han de beneficiar o perjudicar a todos, es preciso actuar de acuerdo con el consentimiento general. Por esta razón, en toda clase de negocios públicos se ha de pedir el consentimiento de todos los hombres.» (Fray Bartolomé de las Casas)

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“La amenidad no sólo es la cortesía del filósofo, como decía Ortega, sino cierta obligación”

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Nietzsche. «Es necesario no haber sido nunca complaciente consigo mismo. Es necesario contar la dureza entre los hábitos propios para encontrarse jovial y de buen humor entre verdades todas ellas duras». «Nada hay tan malo como la debilidad». «El error no es ceguera, es cobardía. Toda conquista, todo paso adelante en el conocimiento es consecuencia del valor, de la dureza consigo mismo».

Queridos alumnos, amigas y amigos todos, urge un "rearme moral", pero éste implica un "rearme intelectual". Es urgente ponerse a pensar, aprender a pensar, enseñar a pensar, a jóvenes y, grandes.

Una palabra buena se dice pronto; sin embargo, a veces se nos hace difícil pronunciarla. Nos detiene el cansancio, nos distraen las preocupaciones, nos frena un sentimiento de frialdad o de indiferencia egoísta. Así sucede que pasamos al lado de personas a las cuales, aun conociéndolas, apenas les miramos el rostro y no nos damos cuenta de lo que frecuentemente están sufriendo por esa sutil, agotadora pena, que proviene de sentirse ignoradas. Bastaría una palabra cordial, un gesto afectuoso e inmediatamente algo se despertaría en ellas: una señal de atención y de cortesía puede ser una ráfaga de aire fresco en lo cerrado de una existencia, oprimida por la tristeza y por el desaliento.

Que las dificultades que te toca vivir no sean obstáculo a tu amor y generosidad, sino un fuerte desafío. No te canses de servir, no calles la verdad, supera tus temores, sé consciente de tus propios límites personales. Tienes que ser fuerte y valiente, lúcido y perseverante en este largo camino.

No te dejes seducir por la violencia y las mil razones que aparentan justificarla. Se equivoca el que dice que pasando por ella se logrará la justicia y la paz.

"El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad."

Johann W. Goethe

“El valor está más bien en el aguante que en el ataque”. Santo Tomás de Aquino.

Agradecido bien nacido. Gracias por su generosa designación para dictarles esta clase magistral, que nos recordará por siempre, el compromiso de no olvidarnos de avanzar hacia la búsqueda del sueño edificante, de la utopía juvenil de crecer con pasión, con disciplina, con fe, y esperanza hacia el descubrimiento del horizonte inmenso que es la vida.

Salud queridos alumnos graduandos.

Señoras y señores.

CONFERENCIA DEL LICENCIADO IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR, EN LAS XIII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN, DEL INSTITUTO UNIVERSITARIO POLITÉCNICO “SANTIAGO MARIÑO”, EXTENSIÓN SAN CRISTÓBAL.

LUGAR: “BIBLIOTECA PÚBLICA LEONARDO RUIZ PINEDA”.

LA INVESTIGACIÓN CÓMO AREA DE CONOCIMIENTO ANTE LA SOCIEDAD

La investigación Universitaria, permite un ambiente donde los estudiosos examinan a fondo la realidad con los métodos propios de cada disciplina académica, contribuyendo así al enriquecimiento del saber humano.

La investigación Universitaria debe ser orientada en forma sistemática, en donde cada disciplina se estudie, y, confluyan en un diálogo entre las diversas disciplinas con un propósito enriquecedor mutuo.

La investigación, además de ayudar a los hombres y mujeres en la búsqueda constante de la verdad, debe ofrecer un eficaz testimonio, hoy tan necesario en cuanto al valor intrínseco de la ciencia y de la investigación en beneficio social.

En una Universidad, la investigación debe abarcar necesariamente:

a) La consecución de una integración del saber.

b) El diálogo entre fe y razón.

c) Una preocupación ética.

La integración del saber como un proceso que siempre se puede perfeccionar. Además, el incremento del saber en nuestro tiempo, al que se añade la creciente especialización del conocimiento en el seno de cada disciplina académica, hace tal tarea cada vez más difícil.

De allí que compartimos con Mikel De Viana, que una Universidad, “debe ser” “Unidad viva de organismos, dedicados a la investigación de la verdad…Es preciso, por lo tanto, promover tal superior síntesis del saber, en la que solamente se saciará aquella sed de verdad que está inscrita en lo más profundo del corazón humano”

Al promover dicha integración, la Universidad debe comprometerse, más específicamente, en el diálogo entre fé y razón, de modo que se pueda ver más profundamente cómo fe y razón se encuentran en la única verdad. Aunque conservando cada disciplina académica su propia identidad y sus propios métodos, este diálogo pone en evidencia que la “investigación metódica en todos los campos del saber si se realiza de una forma auténticamente científica y conforme a las leyes morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen un mismo origen supremo. La vital interacción de los dos distintos niveles del conocimiento de la única verdad conduce a un amor mayor de la verdad misma y contribuye a una mejor comprensión de la vida humana y del fin de la creación.

De allí que el saber debe servir a la persona humana, la investigación se debe realizar siempre preocupándose de las implicaciones éticas y morales, inherentes tanto a los métodos como a sus descubrimientos.

Aunque presente en toda investigación, esta preocupación es particularmente urgida en el campo de la investigación científica.

El padre De Viana, profundiza, al señalar:

““Es esencial que nos convenzamos de la prioridad de lo ético sobre lo técnico, de la primacía de la persona humana sobre las cosas, de la superioridad del espíritu sobre la materia.

La investigación universitaria, solamente servirá a la causa del hombre si el saber está unido a la conciencia.

Los hombres de ciencia ayudarán realmente a la humanidad sólo si conservan el sentido de la trascendencia del hombre sobre el mundo y de Dios sobre el hombre”

En los procesos investigativos, debemos en la universidad, profundizar en el estudio del hombre, y lograr una búsqueda incesante del saber, para poder de igual manera mantener un diálogo entre fe y razón.

Lo filosófico, lo teológico, permite un basamento sólido para poder comprender el mundo de hoy, sus angustias, sus turbulencias, sus carencias, lo proceloso de su mar, para navegar con buen timonel, y nos permita adentrarnos más sobre la observancia del tejido social, la adecuación a las exigencias actuales.

Existe una intima relación entre investigación y enseñanza, de allí que debemos relievar la importancia, de las exigencias indicadas en la investigación, para que determinen constantemente como influencias en la enseñanza.

Con amplitud de criterio, con la búsqueda sistémica y metodologica, con la interdisciplinariedad, logramos una visión orgánica de la realidad social, para una investigación más humanizada.

En su trabajo de aportar luces para vencer las sombras, la universidad, está inmersa en la sociedad humana.

La investigación universitaria, debe lograr una permanente inclusión de los problemas contemporáneos, como la dignidad de la persona humana, la calidad de vida personal y familiar, el equilibrio ecológico, la promoción de la justicia social, la búsqueda de la paz y de la estabilidad política, una justa distribución de la riqueza, un nuevo ordenamiento económico y político que contribuya para un mejor servicio a la comunidad humana a nivel nacional e internacional.

La investigación universitaria debe orientarse a un estudio en profundidad, sobre las raíces y las causas de los graves problemas de nuestro tiempo, sus dimensiones humanas, éticas, logrando un trato más apegado a la sensibilidad social, para salvaguardar el bien auténtico de la sociedad. Profundizar en la investigación.

Bien lo dice la doctrina social de la iglesia, en su llamado urgente a promover, “el desarrollo de los pueblos, que luchen por liberarse del yugo del hambre, de la miseria, de las enfermedades endémicas y de la ignorancia; de aquellos que buscan una participación más amplia en los frutos de la civilización y una valoración más activa de sus cualidades humanas; que se mueven con decisión hacia la meta de su plena realización”.

La investigación universitaria, debe inspirarse en lo humano para lograr una eficiente búsqueda investigativa de la problemática social, económica, política, sanitaria, educacional, cultural,….,con las ciencias, la razón y la fe de carboneros, en función de un logro comunitario de darle sentido a la vida, y, un eterno mejorar, para avanzar hacia estadios de superación social.

Con la investigación con un sentido social, logra nuestra universidad, un estudiante formado en las diversas disciplinas, de una manera competente en el campo específico, al cual se dedicarán en servicio a la sociedad. Sus conocimientos científicos y técnicos, en beneficio del progreso de las personas, y de la sociedad, para la justa solución de los problemas de la vida.

Hagamos nuestras las palabras de Juan Pablo II, “Esta en juego el significado de la investigación científica y de la tecnológica, de la convivencia social, de la cultura, pero, más profundamente todavía, está en juego el significado mismo del hombre”.

Concluyo, con un agradecimiento a los organizadores de estas Jornadas de Investigación, en especial al Ing. Tomás Edgardo Devia, Coordinador General de Extensión, y a la Ing. Mariaelena Varela Jefe del Departamento de Investigación, del Instituto Universitario Politécnico “Santiago Mariño”, que me han concedido esta valiosa oportunidad, para hablar sobre Investigación y Sociedad, con la esperanza de contribuir como docente universitario, a enriquecer la reflexión sobre tan importante, actual y pertinente tema universitario.

20061217

Año Nuevo: Poner últimas piedras

Comenzar algo siempre nos llena de entusiasmo. Un nuevo trabajo, un nuevo proyecto, una nueva relación trae consigo esperanzas y expectativas. En realidad poner “la primera piedra” de un edificio es relativamente sencillo. Pero poner “la última piedra” no es tan fácil.

El poner la última piedra es un valor que nos enseña la importancia de terminar lo que emprendemos y no dejarlo a medias.

Cuando termina un año, se da un doble fenómeno: el de la alegría de comenzar un nuevo ciclo, pero en cierta forma también un poco la tristeza de ver que no terminamos todo lo que nos propusimos.

No podemos permitir que el desánimo o la tristeza nos impidan actuar. Los grandes proyectos requieren de un trabajo constante. Las grandes obras se componen de pequeños esfuerzos que se realizan todos los días. Pero también es importante sentarse a meditar en qué queremos lograr y hacia donde esperamos ir. Si no tenemos la constancia y la lucha diaria de construir las cosas grandes con pequeños detalles, nos quedaremos colocando primeras piedras, pero no acabaremos nuestras obras.

Poner la última piedra es la culminación que nos brinda paz y una conciencia serena. Quienes siempre emprenden pero nunca terminan acaban desanimándose y llegando a un conformismo mediocre que no es sano.

Para poner últimas piedras, debemos conocer nuestras capacidades y nuestros defectos. Pero nuestros proyectos siempre deben exigirnos un poco más de lo que podemos hacer. Todos los seres humanos tenemos limitaciones que vamos conociendo con el paso del tiempo. Un joven es mucho más soñador que un adulto. Los jóvenes con frecuencia se establecen metas demasiado altas, poco acordes a sus posibilidades reales. Por el contrario, a veces las personas mayores tienden a ser más pesimistas, pues se han dado cuenta de que la vida no es tan sencilla y que los sueños son difíciles de materializar.

Pero ninguna de las dos actitudes es sana: ni la del joven que no mide sus posibilidades, ni la del adulto que deja de soñar. Tener una actitud equilibrada significa plantearnos metas un poco mayores de lo que sabemos que podemos hacer, y asegurarnos de poner la última piedra. Y una vez que lo logremos, volver a empezar haciendo planes, proyectos y fijándonos nuevas metas, cada vez más altas.

Podemos sentir desánimo porque nosotros no pudimos hacer lo que queríamos, y es lógico. Sin embargo nunca debemos olvidar que si lo que emprendemos no lo hacemos solo para nosotros, ni solo nosotros, sino haciéndolo para la Gloria de Dios y contando con Su ayuda, lo lograremos.

Siempre conviene recordar el Episodio de las Bodas de Caná que nos narra San Juan en su Evangelio, cuando Nuestro Señor Jesucristo hizo su primer milagro: Convirtió el agua en vino, pero hay una nota muy importante que debemos resaltar: antes de convertir el agua en vino, pidió que se llenaran seis tinajas que tenían para las purificaciones de los judíos. El evangelista nos narra que “las llenaron hasta arriba”. Este pasaje debe recordarnos que el Señor podría haber creado el vino por un solo acto de Su voluntad, sin embargo quiso que los hombres llenaran las tinajas. Dios está dispuesto a ayudarnos, y hará lo que nosotros no podemos, pero cuenta con nuestro esfuerzo. Y nosotros debemos “llenar las tinajas hasta arriba”, no hasta la mitad, ni a tres cuartos de su capacidad, sino “hasta arriba”. Esto significa que cuando tengamos un proyecto, un trabajo, o pongamos una “primera piedra”, debemos hacer nuestro mejor esfuerzo, y confiar en que Dios suplirá lo que nosotros no podemos hacer.

Es fácil poner primeras piedras, pero no es tan fácil poner últimas piedras. Quien pone últimas piedras se convierte en un elemento fundamental en su familia, en el trabajo, en la comunidad, porque todo el mundo sabe lo difícil que es concluir una tarea y lo fácil que es empezarlas. El secreto de la última piedra está en que si nosotros hacemos nuestro mejor esfuerzo y se lo ofrecemos a Dios, él se encargará de ayudarnos a concluirlo.

Dentro de lo que nos corresponde a nosotros, para vivir el valor de poner últimas piedras podemos:

- Establecer una fecha clara para terminar un proyecto.

- Saber que todo cuanto emprendamos tarde o temprano tendrá obstáculos, y estar preparado para ello.

- Crear un calendario en el que establezcamos acciones concretas para terminar nuestros proyectos.

- Todo gran edificio está construido con partes más pequeñas. Debemos acostumbrarnos a hacer pequeñas acciones, pero muy constantes.

- No poner una sola “última piedra” sino muchísimas, que el culminar nuestras actividades o proyectos se convierta en un hábito, y no en una excepción.

Concluye un año y empieza otro. Y es el momento no solo de hacer propósitos, sino de hacer nuestro esfuerzo humano para “llenar las tinajas”, pero nunca olvidar que si realmente queremos poner la última piedra, debemos pedir la ayuda de Dios y él no nos la negará.

Pidámosle a la Santísima Virgen María que interceda ante nuestro Señor para que este año que comienza tenga muchos y muy buenos propósitos, pero que sobre todo tenga muchas “últimas piedras” y que la mejor “última piedra” sea la de vivir al final de este año que comienza como buenos cristianos que amemos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas, y que amemos al prójimo como a nosotros mismos.


¡Feliz año 2007 les desea todo el equipo de VISIÓN UNIVERSITARIA.

MENSAJE DE ENCUENTRA. COM - RECOPILACIÓN LIC. IVÁN DANILO CHACÓN L.

EXCLUSIVO USO DOCENTE A NIVEL UNIVERSITARIO.


SAN CRISTÓBAL, DICIEMBRE DE 2006.

TRAS LA HUELLA VIRTUOSA DE UNA ÉTICA HUMANA EN TIEMPOS DE CRISIS DE VALORES.

Iniciamos este ligero resumen, del futuro trabajo de grado, en la Maestría en Filosofía, en la mención, “Pensamiento Cristiano Medieval”, imbuidos en reflexiones, desde la bucólica y recoleta colina de Toico, para acunar utopías, en un propósito de contextualizar la documentación a investigar, con la realidad circundante venezolana, en tiempos de cambios profundos, en los diferentes ordenes de la vida nacional, y, en un mundo globalizado, que en muchas oportunidades, en el decir de la Profesora Adela Cortina:” en nuestra época, los cambios tecnológicos y sociales son tan rápidos, se producen tantos acontecimientos importantes en el mundo cada día, la historia parece que se acelera y se detiene al mismo tiempo”, y agregamos, que todo esto y mucho más hace que el modo tradicional de trasmitir, aprender, modificar y crear valores sea hoy casi imposible, sin haber inventado todavía maneras nuevas. No hay duda de que “la utopía ha perdido su inocencia”, y con ella, la “ética y la moral” se ven afectadas. Ya no aceptamos la tradición que viene desde lo más cercano a nosotros: la educación recibida en nuestro regazo familiar, en el que hemos crecido. De allí el propósito de vincular la investigación documental con la ética, al estudiar las diferentes virtudes morales, a la luz, que, en el decir del Profesor, José Luís Aranguren, “La historia de las virtudes coincide con la historia de la ética…”… “El libro de moral más importante de la antigüedad, la Ética nicomaquea, y el libro de moral más importante de la Edad Media, la segunda parte de la Summa Theologica, constituyen sistemas de virtudes. Textos, comprendidos en la bibliografía de consulta, en la investigación documental.

Siguiendo con el Profesor Aranguren, las dos morales más importantes de otros tiempos, la de Aristóteles y la de Santo Tomás, consistían en teoría de las virtudes. De allí, que encontremos la definición más acreditada de la virtud, es la dada por Aristóteles en la Ética nicomaquea: “héxis, procedente de libre elección(o habitus electivus, como dice Santo Tomás), consistente en un “término medio” en relación con nosotros, regulada por el logos, como la regularía el hombre prudente”. Vale decir, Elección que se hace con arreglo a una norma, rectitud (orthótes) de la inteligencia (Aristóteles dice logos, pero ya sabemos que el logos no es sino un uso de la inteligencia) y concretada prudencialmente.

Trataremos de destacar en el trabajo, el enfoque Escolástico, de las virtudes cardinales. Para Santo Tomás, al ahondar en el principio de su clasificación, ve en ellas las virtudes-tipo que realizan perfectamente los cuatro modos generales de virtud: La prudencia, como determinación racional del bien; La justicia, institución o establecimiento del bien; la Fortaleza , firmeza para adherir a él, y, la Templanza, o, moderación para no dejarse arrastrar a su contrario, el mal.

Trataremos de acercarnos, a nuestras gentes, cansadas de arquetipos vacíos, de esperanzas marchitas por ciertos ideales que resultaron mendaces, de ideologías que solo buscan los intereses de grupo o fáciles oportunismos, de eternos diálogos que siempre naufragan en lo mismo; en fín, la fatiga del espíritu parece haber cortado el aliento para los grandes ideales, para las utopías del espíritu, para volver reencontrar el nuevo mundo.

20060927


ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA

LIC. IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR. MODERADOR. CANAL 21. TV.


“MEDIOCRIDAD Y BUSQUEDA DE EXCELENCIA”.

Hay una masa humana, a la que JOSÉ INGENIEROS, se encargo con especial valentía en graficar, radiografiar en su colosal obra “EL HOMBRE MEDIOCRE”. Decía Ingenieros:

“El hombre mediocre que se aventura en la liza social tiene apetitos urgentes: el éxito.

No sospecha que existe otra cosa, la gloria, ambicionada solamente por los caracteres superiores”. “El hombre excelente se reconoce porque es capaz de renunciar a toda prebenda que tenga por precio una partícula de su dignidad.”

Debemos estar persuadidos de que la cultura de la vida nos orienta numerosas posibilidades con las que podemos realizarnos en plenitud. Podemos hacer mucho, poco o nada, dependiendo de los niveles de conciencia. Si buscamos ideales trascendentes, volamos hacia lo más alto. Igualmente podemos dirigirnos por donde los otros decidan, que debemos hacer y hasta donde podemos llegar.

La orientación del timón de nuestra vida, nos presenta un camino hacia la calidad, hacia el perfeccionamiento, hacia la excelencia, que refleja el paradigma de los visionarios. Podría presentarse otro camino, que no es otro que la rendición, que lo toman los que renunciaron a la vida, los que apenas sobreviven, los que desconocen sus forlezas, y observan en el día día sus debilidades, condenados a vivir a ras del suelo. Otro camino es el de el ser mediocre. Personas con potencialidades, pero que rindieron.

Ingenieros, los describe, viviendo en la medianía; conformados con lo que no posee calidad; quedarse, esperar, imitar, acomodarse a las apariencias, anular la iniciativa, parecerse a los demás. Es esa persona que nunca lucha por sus ideales, por sus sueños, no cree en la perfección; se burla de lo bello, de lo lírico, de lo romántico, experimentando c on frecuencia sentimientos bajos como la envidia, es apático, soez, vive mentalmente del pasado.

Vencer la molicie, el marasmo, lo subalterno, lo frívolo, revisarnos en nuestra interioridad, restaurar la confianza en nosotros mismos, saber y entender que es posible ascender, vencer, ganar, superar,

Debemos mirar con fe, levantando la mirada para ser auténticos. Nunca debemos repetir hábitos y lenguajes de otros. Poseemos el derecho a ser únicos sin dejar de vivir con los demás, siendo solidarios con el prójimo, soñando y logrando construir un mejor destino.

Los avances hacia lo superior se logra retando el miedo, la flojera, el facilismo, para abrirle las compuertas a la imaginación, la creatividad, el riesgo, la voluntad. El reto es la búsqueda permanente hacia el encuentro con lo mejor que tenemos, y con ello construir lo mejor que podemos.

Digamos con Ingenieros: El hombre de mérito se adelanta a su tiempo, la pupila puesta en un ideal; se impone dominando, iluminando, fustigando, en plena luz, a cara descubierta, sin humillarse, ajeno a todos los embozamientos del servilismo, y de la intriga. Y agregaríamos, de la medianía, de la maledicencia, de lo subalterno, de la felonía, de lo sibilino.

20060922

Conoce los Valores

Por naturaleza el hombre repudia todo aquello que afecta a su dignidad e integridad. Los Valores estás presentes en cualquier sociedad humana, el robo siempre es sancionado, la agresión a las personas, el trabajo mal hecho, el homicidio...

La sociedad exige un comportamiento digno en todas los que participan de ella, pero cada persona se convierte en un promotor de Valores, por la manera en que vive y se conduce.

Podemos cometer el error de decir que conocemos y vivimos los Valores, pensando que "somos buenos" de forma elemental.

Lo primero que debemos hacer para conocerlos, es desarrollar nuestra capacidad de observación, atendiendo primeramente a todo lo que se refiere a nuestra persona: hábitos, actitudes, modales y la forma en la que nos relacionamos con las demás personas, distinguiendo con claridad las actitudes positivas y negativas que tenemos.

De esta forma podemos encontrar que con cierta facilidad incurrimos en algunas faltas como:

· No saludar con amabilidad.

· Arrojar basura fuera de los depósitos.

· Conducir con exceso de velocidad, con la consiguiente falta de respeto al derecho de vía de otros conductores.

· Utilizar un lenguaje inadecuado en todo momento.

· Tener en desorden los objetos que están encima de nuestro escritorio o mesa de trabajo.

· ser impuntuales,

· Interrumpir frecuentemente en las conversaciones.

· No cuidar los buenos modales al comer.

· Caminar atropelladamente para tener un mejor lugar.

Y otras tantas que de acuerdo a nuestro pequeño análisis hayamos encontrado, curiosamente veremos que muchas de nuestras actitudes las vemos en otros y nos molestan, sin darnos cuenta que faltamos a la urbanidad, la generosidad, la justicia, al respeto, a la honestidad... Con lo anterior, nos damos cuenta de la necesidad de conocernos a nosotros mismos

Podemos ver con agrado:

· La cortesía: al conducir nuestro automóvil permitiendo el paso o utilizando un correcto vocabulario;

· Los buenos modales: saludar y despedirse de las personas con quien convivimos diariamente, mostrando educación al comer, en el trato con quienes atienden público

· La plática amable: sin ofender, procurando evitar el doble sentido y la burla, con charlas que ayuden al enriquecimiento personal o cultural;

· La sinceridad: decir la verdad, procurando que nuestra personalidad sea la misma para todos los que nos conocen;

· El respeto: a las normas establecidas por las autoridades, a la intimidad de las personas;

· El orden: en nuestros efectos personales, el horario de comidas y descanso, al programar nuestros gastos...

No basta descubrir los valores, es necesario cuidarlos y educarlos, pues las personas se desarrollan para mejorar continuamente, no como un anexo a nuestra forma de ser, sino como parte de nuestro actuar cotidiano y para llegar a este punto hace falta tener ilusión.

Es una ilusión por mejorar personalmente, por mejorar la sociedad en la que vivimos, sirviendo a los demás, procurando su bienestar, con nuestro actuar hacemos a otros vivir los Valores. Conscientes que el desarrollo personal no termina, pues los valores dan criterio y forman buenos hábitos.

A partir de este momento podemos plantearnos vivirlos con intensidad, con rectitud de intención en los motivos que tenemos para hacerlo.

20060830

EXPLOSIÓN DE INFORMACIÓN

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA….

LIC. IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR..MODERADOR CANAL 21 TV.

Tomando en consideración la explosión cotidiana de información, que nos proporciona en este mundo globalizado, la cibernética, los ordenadores conectados a la red, la base de datos, nos permite en el día- día encontrarnos con una multiplicidad de información a la mano.

Este acopio de información, tiene sus ventajas, pero de igual manera genera desconciertos, y un nuevo y sofisticado tipo de ignorancia. Lo peligroso está en no contarse con un plan evaluativo que nos aporte las herramientas para distinguir en la cascada de información permanente, que puede ser calificado de trivial, y, de igual forma que puede ser cualificado de importante.

Tenemos una relación con nuestro mundo exterior no solamente en materia de información por parte de los diferentes medios de comunicación, sino por la gama de sistemas de ideas, conocimientos, que reciben y filtran esos datos. Ese sistema de ideas que nos permite inscribir esa información, depende del grado de capacitación producto de la formación que hemos acumulado, de su calidad, del fruto de esa capacitación vitalmente asumida, y, enriquecida en el tiempo por medio de la lectura. De allí que cuando carecemos de información sobre temas generados, lo que nos llega, cuando carecemos de esa estructura mental, se convierte en ruido.

Tampoco debemos pensar que el mucho conocer, el mucho saber, la mucha instrucción, el acopio de información, nos da el grado de sabiduría. Cada vez notamos la carencia, la falta de sabiduría, a pesar del mucho conocer, o, del incremento prodigioso del saber.

Surgen temores, cuando ciencias sin sabiduría, generan por determinados hechos, y, por andar sin brújula, errantes, sin norte, graves peligros de revertirse en ciencia autodestructiva.

Tiene que existir en los diferentes campos del saber, una trasversalidad, una conexión, que evite trastocar, lo físico, lo químico, lo técnico, con lo humano, con lo espiritual del ser. Lograr la multidisciplinaridad, la autentica globalización del conocimiento. Tenemos que llegar a una arquitectura de totalidad, de integración, lograr encausarnos por sendas de sabiduría, sin exclusiones malsanas.

Sócrates vivió en el tiempo de los sofistas, que se consideraban personas sabias o instruidas. Que cobraban por sus explicaciones sutiles, y esos sofistas han ido apareciendo, y al mismo tiempo desapareciendo a través de la historia. Vale decir los presumidos o sabelotodos, que pontifican de lo poco que saben, o, de saber muchas cosas de las que no tienen ni idea. Pero Sócrates, al contrario de los sofistas no cobraba dinero por su enseñanza. Sócrates se llamaba “filósofo”, en el buen sentido del término, que significa en realidad:” uno que busca conseguir sabiduría”.

Según el filósofo romano-Cicerón- Sócrates “hizo que la filosofía bajara del cielo a la tierra, y la dejó morar en las ciudades y la introdujo en las casas, permitiendo al hombre y la mujer de la época, a tener alternativa de pensar en la vida, en sus hábitos, en lo que significaba el bien, distinguiéndolo del mal.

Hay que tener clara la diferencia entre un sofista y un filósofo. Recordemos el viejo refrán de la abuela: “unos tienen la fama y otros cardan la lana”.

CHAGAR, 30-08-2006

20060809

VISIÓN UNIVERSITARIA. ANÁLISIS. MIÉRCOLES 09/08/2006.
LIC IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR
NO TENER MIEDO A LA VERDAD.

He hablado de la verdad y cuento con hablar de la libertad. La conexión entre ambas me parece cada vez más evidente: la una depende de la otra, y la falta de una pone en peligro la otra. Cada vez estoy más persuadido de que la causa más profunda de los males que padece la humanidad es la mentira.

La tendencia dominante en la actualidad a la impunidad en todos los aspectos adquiere particular gravedad cuando se trata de la mentira. Es lo que puede llamarse la impunidad oral o verbal, el que la mentira circule y pase sin corrección ni apenas conciencia de su existencia. El influjo de la mentira cuando está potenciada por la organización y los «medios de confusión» es enorme, y rara vez hay reacción contra ella

Cada día, en los periódicos, en las conversaciones de amigos, familiares, en los coloquios, en los programas de radio o televisión, en los debates o confrontaciones verbales, se pueden contar mentiras evidentes, flagrantes, a las cuales no se pone coto ni rectificación.

Y ocurre que la mentira es fácil de descubrir y mostrar. Basta con enfrentarla con la verdad, con decir lo que ha ocurrido y ocurre, con ver la tergiversación o la ocultación de la realidad. Personas que tienen una vida pública, con acciones de especial transparencia, claridad meridiana en sus haceres, y decires, especialmente aquellas cuya personalidad consiste en eso, adquieren crédito y hasta a veces estimación porque no se muestra que su palabra es habitualmente vehículo de la falsedad.

La profanación de las palabras es uno de los recursos habituales, se llama una realidad con una expresión que quiere decir otra cosa, y el oyente o el lector inadvertido acepta la falsedad sin darse cuenta. Un hecho importante de los últimos años, quizá de un par de decenios, es el envilecimiento del lenguaje. La grosería, el ascenso hasta la expresión normal, hablada o escrita, de vocablos y giros que hace poco tiempo no se oían, y por supuesto no se escribían, es un hecho notorio, cuyas consecuencias casi nunca se advierten. Es increíble cómo expresiones que han sido siempre graves insultos que no se toleraban, se han convertido por extraños mecanismos que no se entienden bien en elogios con los que se califica y ensalza cualquier cosa.

Hay personas que cuando abren la boca -salvo para ingerir alimentos- mienten sistemáticamente. Bastaría con mostrarlo, tomar nota de ello, recordar lo que se debería decir en su lugar. Esto acarrearía el inmediato desprestigio, la imposibilidad de perseverar en esa actitud. El resultado final sería la eliminación de la vigencia del estado que la mentira provoca.

20060712

La Gratitud

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA . MIÉRCOLES 12/07/2006.

LIC. IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR..MODERADOR – CANAL 21 TV

De personas bien nacidas es ser agradecidas. ¿Cómo vivir mejor este valor?

Dicen que de todos los sentimientos humanos la gratitud es el más efímero de todos. Y no deja de haber algo de cierto en ello. El saber agradecer es un valor en el que pocas veces se piensa. Ya nuestras abuelas nos lo decían "de gente bien nacida es ser agradecida".

Para algunos es muy fácil dar las "gracias" por los pequeños servicios cotidianos que recibimos, el desayuno, ropa limpia, la oficina aseada... Pero no siempre es así.

Ser agradecido es más que saber pronunciar unas palabras de forma mecánica, la gratitud es aquella actitud que nace del corazón en aprecio a lo que alguien más ha hecho por nosotros.

La gratitud no significa "devolver el favor": si alguien me sirve una taza de café no significa que después debo servir a la misma persona una taza y quedar iguales... El agradecimiento no es pagar una deuda, es reconocer la generosidad ajena.

La persona agradecida busca tener otras atenciones con las personas, no pensando en "pagar" por el beneficio recibido, sino en devolver la muestra de afecto o cuidado que tuvo. ¿Has notado como los niños agradecen los obsequios de sus padres? Lo hacen con una sonrisa, un abrazo y un beso. ¿De que otra manera podría agradecer y corresponder unos niños? Y con eso, a los padres les basta.

Las muestras de afecto son una forma visible de agradecimiento; la gratitud nace por la actitud que tuvo la persona, más que por el bien (o beneficio) recibido.

Conocemos personas a quienes tenemos especial estima, preferencia o cariño por "todo" lo que nos han dado: padres, maestros, cónyuge, amigos, jefes... El motivo de nuestro agradecimiento se debe al "desinterés" que tuvieron a pesar del cansancio y la rutina. Nos dieron su tiempo, o su cuidado.

Nuestro agradecimiento debe surgir de un corazón grande.

No siempre contamos con la presencia de alguien conocido para salir de un apuro, resolver un percance o un pequeño accidente. ¡Cómo agradecemos que alguien abra la puerta del auto para colocar las cajas que llevamos, o nos ayude a reemplazar el neumático averiado!

El camino para vivir el valor del agradecimiento tiene algunas notas características que implican:

- Reconocer en los demás el esfuerzo por servir

- Acostumbrarnos a dar las gracias

- Tener pequeños detalles de atención con todas las personas: acomodar la silla, abrir la puerta, servir un café, colocar los cubiertos en la mesa, un saludo cordial...

La persona que más sirve es la que sabe ser más agradecida.

Valores para Docentes.

12/07/06

Una de las actividades humanas con mayor trascendencia e impacto en la sociedad es, sin lugar a dudas, la labor docente. Por esto, es importante considerar que toda persona con las funciones de un profesor, tiene una responsabilidad que va más allá de transmitir únicamente conocimientos.

Objetivamente hablando, el profesor se encuentra en un escaparate donde su auditorio está atento al más mínimo detalle de su personalidad, por lo cual, tiene una inmejorable posición para lograr un cambio favorable en la vida de los demás.

Además de la elocuencia, el grado de especialización y el manejo de las herramientas didácticas, todo educador debe considerar como indispensable vivir los siguientes valores:

Superación

Posiblemente una de las palabras que más se utilizan en un centro educativo, es precisamente el superarse, y cada vez que un profesor dedica parte de su tiempo para lograr este cometido, todo su esfuerzo se traduce en acciones concretas, por ejemplo, aprende e implementa nuevas técnicas de enseñanza o utiliza el propio ingenio para el mismo fin; comenta temas de actualidad relacionados con su materia; comparte experiencias personales; sugiere y ofrece puntos de vista respecto a las lecturas,; posee conocimientos de historia y cultura general; busca relacionarse con las nuevas tecnologías: internet, e-mail y el chat para orientar sobre sus riesgos y beneficios... podría decirse que en su clase siempre hay algo nuevo que comentar.

Empatía

Se demuestra empatía al prestar la misma atención a todos los alumnos, exista o no afinidad; dedicando un par de minutos a charlar individualmente con cada uno de los discípulos, para conocer mejor el motivo de su inquietud, desgano, indiferencia o bajo rendimiento

Coherencia

Todo profesor representa autoridad, disciplina, orden, dedicación y verdadero interés por las personas, y partiendo de esta base, el ser coherente supone trasladar a la vida personal las mismas actitudes que se exigen en el salón de clase.

Sencillez

Posiblemente uno de los valores que mejor decora y ennoblece el trabajo de un educador es la sencillez, porque permite reconocer en su labor una oportunidad de servicio y no una posición de privilegio para tener autoridad o un estupendo escenario para hacer gala de conocimientos.

Las circunstancias ponen al profesor delante de personas que necesitan de su intervención, pero la soberbia y el egocentrismo dificultan la comunicación y el correcto aprovechamiento. Lo mejor es impartir la cátedra con la intención de aplicar toda la experiencia, conocimientos y recursos buscando un mejor aprendizaje.

Lealtad

Ser leal a una institución significa una completa adhesión a sus normativas, respeto por los directivos y trabajo en equipo con los colegas. Por supuesto que no siempre se estará de acuerdo con todo, pero habrá que distinguir la fuente de inconformidad para actuar acertadamente: si personalmente incomoda u objetivamente es un caso que requiere mayor estudio

Alegría:

Tal vez una de las figuras más atractivas es la del profesor entusiasta, siempre con una sonrisa dibujada, optimista, emprendedor; quien difícilmente se enoja, pero a la vez es estricto y exigente; disponible al diálogo; bromista pero respetuoso; capaz de comprender y dar un buen consejo...

No pensemos que es profesor sólo aquel que imparte clases a niños o jóvenes, también quienes participan en los centros de capacitación de las empresas y las instituciones con cursos especializados, por mencionar algunos.

La sociedad actual puede recibir un gran beneficio a través de profesores especializados en cualquier área del conocimiento, la técnica o la cultura, pero también hace falta ser un verdadero apoyo familiar, líder y ejemplo de integridad, honestidad, profesionalismo y de valores humanos.

20060621

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA. PROGRAMA 139. 21/06/06.

LA ENSEÑANZA……..

La enseñanza es un proceso muy complejo, que permite a los seres humanos la apropiación creadora del saber en todas sus manifestaciones, con miras a su formación. Vale decir, esta apropiación creadora del saber no logra promoverla el maestro, si está en tinieblas en relación a los procesos de libre pensamiento que debemos entender caracterizan a los jóvenes estudiantes que tiene al frente.

Para un buen docente, no solo debe tener presente un dominar los contenidos, de la ciencia que pretende enseñar. Todo educador debe distinguirse por una acción inteligente que permita procesar en su interioridad, los valores fundamentales de la enseñanza, en razón al respeto que debemos a nuestros alumnos.

Es obligante estimular la unión docente, alumnos, como seres inteligentes, desde el mismo momento de ser beneficiados de la oportunidad de aprender a hablar, de escuchar y de contradecir con argumentos el punto de vista de los demás. Hay que ser tolerantes, pacientes, amorosos, justos, en el buen sentido de la palabra, para incentivar el dialogo, que, en tan delicada relación, nos permite relievar el buen sentido de la educación de las futuras generaciones.

Entendamos que la capacidad de pensar no es exclusiva de los famosos ni de los mejores, y su desarrollo se incrementa en nuestros alumnos, en una enseñanza constructivista Deweysiana, partiendo de la estructura mental del alumno, reconociendo sus ideas y prejuicios sobre cualquier tema, en libre discusión de ideas y pensamientos, incluyendo eL reconocimiento del nivel de pensamiento lógico que todo alumno posee para propiciarle experiencias que promuevan sus habilidades en el amplio campo del pensamiento.

El joven estudiante no se humaniza aislado y por fuera de un ambiente culturizado, y de la sociedad. El educador debe incentivarle cierto protagonismo, con estímulos a su creatividad, a su ímpetu juvenil, que permita en el joven, dar rienda suelta a su búsqueda incesante del saber, y, al encuentro según RENÁN “del horizonte inmenso que es la vida”.

20060614

CRISIS DE LA MODERNIDAD.

Para el brillante filósofo Antonio Pérez Estévez, profesor emérito de la LUZ, y la UNICA, en Maracaibo, y, nuestro excelente docente en Metafísica Medieval , en la Maestría de filosofía, que cursamos junto a 11 entusiastas profesionales, en la bucólica colina de Toico, en un ambiente enhiesto por su relieve, y, por su claustro siempre proclive para la reflexión, y, la utopía, al abordar en didáctica entrevista radial, sobre “La crisis de la Modernidad” y, el enfoque del porqué Nietzsche entra en la historia como el gran crítico de la racionalidad moderna y de la tradición filosófica de Occidente, nos deja con magistral elocuencia lo siguiente: “Nietzsche no es el primero que comienza a tener conciencia de la amenaza que supone la racionalidad moderna como racionalidad subjetiva y dominante. Digo subjetiva y dominante porque es la concepción de sujeto que parte desde Descartes. La racionalidad del sujeto es una racionalidad objetivante, es decir, que produce objetos, porque el sujeto se contrapone al objeto y objeto es desde Descartes todo aquello que no es el sujeto. El sujeto es pensante, es pensamiento, es consciente y todo lo que no es el sujeto es objeto; es decir, el mundo natural que está delante de nosotros, los otros seres humanos distintos a mí, e incluso mi cuerpo, son objetos del yo como sujeto. Y ese yo como sujeto reduce al objeto a extensión. La propiedad fundamental del objeto, para Descartes, es la extensión; mientras que el sujeto es esencialmente pensamiento. Pero, ¿qué significa extensión? Extensión significa tener tres dimensiones. Y qué significa tener tres dimensiones: que puede ser dimensionado o medido; dimensión viene de mensura: que puede ser medido, reducido a número; y ese es, justamente, el objetivo central de la racionalidad subjetiva que aparece a partir de Descartes: una racionalidad dominadora, que intenta reducir todo a un número, y por lo tanto, controlar todos los objetos, todo aquello que sea distinto de mí.

Entonces esa condición dominadora hace que el hombre intente dominar a la naturaleza que está en frente y que es su principal objeto. Todas las ciencias que van a desarrollarse en la modernidad –entendemos hoy como ciencias naturales, ciencias puras o ciencias duras son el desarrollo de esa racionalidad subjetiva que enfrenta, con el fin de dominar, a la naturaleza y al hombre en general. Pero esto lleva obviamente a un enfrentamiento cada vez mayor entre el sujeto y el objeto, entre el sujeto y la naturaleza, que ha conducido a la situación de hoy, en la que el sujeto se ha convertido en una amenaza de lo natural. Uno de los grandes problemas de hoy es la posibilidad de que el hombre haga desaparecer la naturaleza, sin darse cuenta que al destruir la naturaleza se estaría destruyendo a él mismo. Eso es justamente la consecuencia de haber reducido al hombre a racionalidad pura y a despreciar esa parte natural del hombre que es el cuerpo, que nos vincula con la animalidad y con la naturaleza misma.

Ahora, Nietzsche es el hombre que tiene una crítica implacable en contra de la Modernidad, desde sus primeras obras, en concreto desde la primera gran obra: El Nacimiento de la Tragedia. Y la razón fundamental pues es esta: el darse cuenta de que el hombre, que proviene de la naturaleza, ha roto con ella y ha quedado como volando en el aire, completamente desligado de los otros hombres y de la naturaleza misma. Ha roto, dice él, con el género humano y con la naturaleza. Compara la naturaleza con una casa solariega, la casa donde uno ha nacido y con la que uno queda religado de una manera fundamental durante toda la vida. Pues bien, esto es lo que ha hecho el hombre moderno: romper con su casa solariega, que es la unidad cósmica, la naturaleza, el Uno Primario, para hacer una vida completamente independiente de esa misma casa solariega de la que él proviene”. Un enfoque sobre la crisis de la modernidad, y, la postura Nietzscheana, en Visión Universitaria, según la sabia opinión de nuestro Profesor y Filósofo Antonio Pérez Estévez.

20060503

ANÁLISIS VISIÓN UNIVERSITARIA. Nº 132. 03/05/06

Lic. Iván Danilo Chacón Labrador. Canal 21 TV

LA IDENTIDAD NACIONAL.

Enaltece a todo ciudadano de un país, relievar, ubicar en espacio distinguido, el vinculo espiritual que une a los hombres de una sociedad nacional, consustanciados por unas determinadas, y, siempre numerosas características que nutren nuestra interioridad, para un sentir colectivo, que une, dan fisonomía muy propia en lo individual, y, por igual definen al grupo humano en manifestaciones que fortalecen la identidad, y, le dan efectividad.

Dichas características, van moldeando, como hábitos repetidos la personalidad de la sociedad, local, regional, nacional, y, es fundamental para toda sociedad estudiarla, para entender la significación histórica, y captarla como fruto imperecedero de nuestra cultura, en el entendido de su especificidad.

Ese conjunto de aspectos, van definiendo un grupo humano, una sociedad, una colectividad determinada, y son en su conjunto, en su sumatoria, parte fundamental en la conceptualización de identidad nacional. En su conjunto, o, en forma aislada pueden tener una existencia como aportes culturales, y debemos incorporarlos como sujetos de análisis. Las circunstancias, que fluyen en cada nación, van orientando un todo, o alguno de esos elementos definitorios en procura de ir consolidando un aporte espiritual para alimentar nuestro sentido de pertenencia como nación.

Para estudiar en profundidad nuestra identidad nacional, hay que proseguir un esquema direccional del comportamiento de nuestros grupos sociales en cada región, para identificar, para determinar que la hace típica. Es oportuno significar que todo aquello que hace el ser humano, como acto humano, con deliberación de la razón, y, libre voluntad, es cultura.

La gran Isabel Aretz, nos apunta: “Yo diría que la identidad de un pueblo es como una mesa de cuatro patas: una corresponde a la geografía donde estamos asentados y que condiciona gran parte de nuestra vida. Otra la constituye la historia, con la interpretación de los documentos escritos por los testigos y actores de los diferentes hechos que condicionan las épocas vividas por sucesivas generaciones, y más a menudo por cronistas, cultura oral, tradicional, anónima, que posee el pueblo como herencia inalienable de generaciones pasadas actualizada desde luego de acuerdo con la época que le toca vivir, y que nos pertenece a todos en mayor o menor proporción. Finalmente, tenemos que mencionar la cuarta pata, para que la mesa no quede coja, y ésta la constituye la cultura académica…que produce sus artes plásticas, compositores, escritores, etc., sobre todo aquello cuya obra es representativa del país o del continente al cual se deben y que así logran hacerlo conocer cabalmente”.

La Universidad venezolana, debe contribuir para fortalecer nuestra cultura, como cultura académica, como aporte ilustrativo en forma permanente, para consolidar una imagen global de nuestra sociedad sin parcelamientos odiosos, con un loable propósito de crear y consolidar el sentimiento de solidaridad del ser humano, con sus semejantes.

Nuestra Identidad Nacional, producto del hacer, del imaginario colectivo, de la heredad, procura fortalecerse, en sus elementos definitorios, como: El lenguaje, la historia, las tradiciones, la religión y los valores éticos, las costumbres, y todo propósito nacional, que redunde en el bien común de nuestro pueblo.

20060412

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA…PROGRAMA 129. 12/04/2006

Lic Iván DANILO Chacón Labrador. Moderador

PERSONA Y LIBERTAD.

Para Kant, en su Metafísica de las costumbres, “la humanidad misma es una dignidad, porque el hombre no puede ser tratado por ningún hombre como un simple medio o instrumento, sino siempre, a la vez, como un fin; y en ello precisamente estriba su dignidad (la personalidad)”.

Tomás de Aquino hace radicar la superioridad del hombre sobre el resto de la creación material en el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios; y ese mayor grado de similitud se debe a que el hombre posee una voluntad libre, por la cual puede dirigirse a sí mismo hacia su propia perfección. De hecho, cuando se ha querido prescindir de esa relación, se ha desembocado en los más netos abusos y atentados contra esa misma nobleza: desde los horrores de las dos guerras mundiales, hasta el desprecio de la vida humana que hace el aborto, la eutanasia.

Así es como el hombre, a pesar de tener la mayor dignidad sobre la tierra, es capaz de acciones indignas. La libertad es la respuesta.

En cambio, la libertad esencialmente humana es la libertad moral, que consiste en el hábito de usar la capacidad de elegir correctamente, en escoger lo bueno. Por tanto, la libertad no sólo consiste en hacer lo que nos dé la gana, sino especialmente, en la capacidad de elegir bien. Por tanto, la verdadera libertad, la que conduce a ser feliz, consiste en el hábito de usar la capacidad de elegir correctamente, de elegir el bien.

En tiempo de reflexión. Debemos profundizar apreciados televidentes, sobre muchas interrogantes de todo tiempo, en el entendido que no es lo mismo ser útil que valer.

El filósofo Jaime Balmes (1810-1848), es un clásico moderno, su pensamiento colosal posee actualidad, y, hoy su mensaje filosófico lo presentamos en Semana Santa, como un tema de meditación: “Todo lo que concentra al hombre, llamándole a elevada contemplación en el santuario de su alma, contribuye a engrandecerle, porque le despega de los objetos materiales, le recuerda su alto origen y le anuncia su inmenso destino. En un siglo de metálico y de goces, en que todo parece encaminarse a no desarrollar las fuerzas del espíritu, sino en cuanto pueden servir a regalar el cuerpo, conviene que se renueven esas grandes cuestiones, en que el entendimiento divaga con amplísima libertad por espacios sin fin”. Y, con Balmes, en tiempos de angustia, y lamentable promoción de la cultura de la muerte, digamos para enaltecer lo que Jesús de Nazaret, nos prodigo en su resurrección: “Sólo la inteligencia se examina a SÍ PROPIA. La piedra cae sin conocer su caída; el rayo calcina y pulveriza, ignorando su fuerza…el bruto animal sigue sus instintos, sin preguntarse la razón de ellos; sólo el hombre, esa frágil organización que aparece un momento sobre la tierra para deshacerse luego en polvo, abriga un espíritu que, después de abarcar el mundo, ansía por comprenderse, encerrándose en sí propio, allí dentro, como un santuario donde él mismo es a un tiempo el oráculo y el consultor.”

Como personas, amantes de la libertad, como poseedores de ese elemento fundamental de la deliberación de la razón, de la voluntad, dediquemos un tiempo de reflexión, en la búsqueda del fin ético, el bien como valor supremo, en la afirmación del sujeto social por encima de todo. El mañana implica una perspectiva integral. Seamos Libres, pero sin miedo a la libertad. Cultivemos la libertad moral, que nos evita las acciones malas, y, profundicemos en el abrigo de nuestro espíritu para el bien, en todas sus manifestaciones. Que en tiempo de reflexión ocupemos un minuto para acrecentar los valores que nos orienten hacia la dignidad del ser humano, nacido para el bien y lo trascendente.

PERSONA Y LIBERTAD.

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA…PROGRAMA 129. 12/04/2006

Para Kant, en su Metafísica de las costumbres, “la humanidad misma es una dignidad, porque el hombre no puede ser tratado por ningún hombre como un simple medio o instrumento, sino siempre, a la vez, como un fin; y en ello precisamente estriba su dignidad (la personalidad)”.

Tomás de Aquino hace radicar la superioridad del hombre sobre el resto de la creación material en el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios; y ese mayor grado de similitud se debe a que el hombre posee una voluntad libre, por la cual puede dirigirse a sí mismo hacia su propia perfección. De hecho, cuando se ha querido prescindir de esa relación, se ha desembocado en los más netos abusos y atentados contra esa misma nobleza: desde los horrores de las dos guerras mundiales, hasta el desprecio de la vida humana que hace el aborto, la eutanasia,].

Así es como el hombre, a pesar de tener la mayor dignidad sobre la tierra, es capaz de acciones indignas. La libertad es la respuesta.

En cambio, la libertad esencialmente humana es la libertad moral, que consiste en el hábito de usar la capacidad de elegir correctamente, en escoger lo bueno. Por tanto, la libertad no sólo consiste en hacer lo que nos dé la gana, sino especialmente, en la capacidad de elegir bien. Por tanto, la verdadera libertad, la que conduce a ser feliz, consiste en el hábito de usar la capacidad de elegir correctamente, de elegir el bien.

En tiempo de reflexión. Debemos profundizar apreciados televidentes, sobre muchas interrogantes de todo tiempo, en el entendido que no es lo mismo ser útil que valer.

El filósofo Jaime Balmes (1810-1848), es un clásico moderno, su pensamiento colosal posee actualidad, y, hoy su mensaje filosófico lo presentamos en Semana Santa, como un tema de meditación: “Todo lo que concentra al hombre, llamándole a elevada contemplación en el santuario de su alma, contribuye a engrandecerle, porque le despega de los objetos materiales, le recuerda su alto origen y le anuncia su inmenso destino. En un siglo de metálico y de goces, en que todo parece encaminarse a no desarrollar las fuerzas del espíritu, sino en cuanto pueden servir a regalar el cuerpo, conviene que se renueven esas grandes cuestiones, en que el entendimiento divaga con amplísima libertad por espacios sin fin”. Y, con Balmes, en tiempos de angustia, y lamentable promoción de la cultura de la muerte, digamos para enaltecer lo que Jesús de Nazaret, nos prodigo en su resurrección: “Sólo la inteligencia se examina a SÍ PROPIA. La piedra cae sin conocer su caída; el rayo calcina y pulveriza, ignorando su fuerza…el bruto animal sigue sus instintos, sin preguntarse la razón de ellos; sólo el hombre, esa frágil organización que aparece un momento sobre la tierra para deshacerse luego en polvo, abriga un espíritu que, después de abarcar el mundo, ansía por comprenderse, encerrándose en sí propio, allí dentro, como un santuario donde él mismo es a un tiempo el oráculo y el consultor.”

Como personas, amantes de la libertad, como poseedores de ese elemento fundamental de la deliberación de la razón, de la voluntad, dediquemos un tiempo de reflexión, en la búsqueda del fin ético, el bien como valor supremo, en la afirmación del sujeto social por encima de todo. El mañana implica una perspectiva integral. Seamos Libres, pero sin miedo a la libertad. Cultivemos la libertad moral, que nos evita las acciones malas, y, profundicemos en el abrigo de nuestro espíritu para el bien, en todas sus manifestaciones. Que en tiempo de reflexión ocupemos un minuto para acrecentar los valores que nos orienten hacia la dignidad del ser humano, nacido para el bien y lo trascendente.