20040731

Ingenieros


LIC. IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR. DIRECTOR – MODERADOR

Hoy presentamos en Visión Universitaria, un breve enfoque sobre pasajes de una de las grades obras de José Ingenieros, escritor Italo- Argentino, quien nos dejo para la posteridad con visión y fe de carbonero, Las Fuerzas Morales, una deontología de la moralidad, donde se le da primacía en todo a la conceptualización de un idealismo ético en función de la experiencia social.

Quiero dedicarles este análisis a nuestros consecuentes televidentes, en especial a nuestros queridos alumnos de la cátedra de ética profesional en la universidad tachirense.

Ingenieros, sentencia: que la solidaridad es armonía que emerge de la justicia. Hay solidaridad en una comunión de hombres cuando la dicha del mejor enorgullece a todos y la miseria del más triste llena a todos de vergüenza. Sin esta fuerza que acomuna las voluntades y los corazones, imposible es realizar grandes ensueños colectivos; la cohesión de un pueblo depende exclusivamente del unísono con que ritmen las esperanzas, los intereses y los ideales de todos.

Donde falta justicia no puede haber solidaridad; sembrando la una se cosecha la otra. Gobernar un pueblo no es igualar a sus componentes, ni sacrificar alguna parte en beneficio de otras; es propender hacia un equilibrio que favorece la unidad funcional, desenvolviendo la solidaridad entre las partes, que son heterogéneas sin ser antagónicas.

La heterogeneidad es natural, por la diferencia de aptitudes y de tendencias humanas; y es provechosa, porque engendra las desigualdades necesarias para las múltiples funciones de la vida social. Siendo naturales, las desigualdades no pueden suprimirse; ni convendría suprimirlas aunque se pudiese. La solidaridad consiste en equilibrarlas, creando la igualdad ante el derecho, para que todas las desigualdades puedan desenvolverse íntegramente en beneficio de la sociedad.

José Ingenieros, afirma: Todo privilegio a favor de una casta, partido, sexo, fracción o grupo, cohesionado en oposición a los demás, es un residuo den barbarie violatoria de la justicia. Las naciones están civilizadas en cuanto oponen la solidaridad total a los privilegios particulares.

El odio y la hostilidad entre las partes son reflejos de viejas carcomas que perturban el equilibrio de la sociedad y rompen la armonía de sus funciones. Esos funestos sentimientos sólo podrán extinguirse poniendo la justicia como fundamento de la ética social, la Verdad como base de la cultura colectiva y el Trabajo como primera condición del mérito. El privilegio, la superstición y la ociosidad son los enemigos de la paz social.

20040724

PRETENDER SER EDUCADOR………

LIC IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR. MODERADOR.-

Pretender ser Educador, obliga a un manejo con finura de principios que nos permita con su correcta utilización, nunca perder el rumbo como consecuencia de equivocaciones que desdeñen el buen hacer de la docencia.

Recordemos lecciones primarias que nos informan la manera cómo se orientaban los marinos en la antigüedad. Con gran sentido de la orientación nunca se perdían en los mares, en razón que lograban por medio de las estrellas proseguir sus rumbos. Las estrellas surgían en la antigüedad para los marinos como los principios, y los marinos eran grandes maestros que día a día aprendían a guiarse por los principios de su profesión que eran las estrellas.

Cuando observamos ciertas posturas de novísimos docentes, en circunstancias y tiempos de múltiples confusiones que nos hacen navegar en mares procelosos, es imperativo atinar en la consecución de guías orientadoras que nos extraigan de la confusión intelectual, y evitar que nuestros alumnos sean victimas de nuestra falta de pericia marinera.

Aprender a guiarse por principios es inequívocamente aprender a guiarnos mirando las estrellas del saber, para adentarnos en una profesión que representa lo sublime, en vocación y en acción, con creatividad y bondadosa imaginación.

Todas las profesiones cuentan con sus principios guías, que adornan sus ejecutorias con fundamentos básicos. Todo principio es punto de partida como igualmente de llegada en el campo intelectual, vale decir son alfa y omega de la búsqueda de conocimiento, de aporte de conocimiento como el tema que nos atañe, con la sana intención pedagógica.

Recordemos que toda ciencia se puede sintetizar en un principio. Toda disciplina puede tener un manejo a base de principios, lo que nos lleva a subrayar que la pedagogía tiene una fundamentación igualmente basada en principios.

Un buen docente universitario, debe utilizar en sus predicas principios éticos, que adornen una transmisión de conocimientos a sus alumnos con facilidad, aislando cualquier barrera que disloque lo accesible de los mismos.

El arte pedagógico se va perfeccionando en un ejercicio docente de acumulación de experiencias éticas, que den lugar a convertirnos en conquistadores de la inquieta mente y el corazón impetuoso de nuestros alumnos, enmarcados en un anhelo constante de un descubrimiento de un horizonte inmenso que le depara la existencia.

20040717

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA DEL SABADO 17 DE JULIO DE 2004.

Según la autorizada opinión de uno de los grandes novelistas hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX, y lo que va del siglo XXI, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, “La literatura es mucho más que un pasatiempo”. Entre otras cosas, contribuye a crear ciudadanos libres y críticos.

La literatura es un entretenimiento que puede permitirse quienes disponen de mucho tiempo libre.

Según Vargas Llosa la literatura es uno de los más enriquecedores quehaceres del espíritu, una actividad irremplazable para la formación del ciudadano en una sociedad moderna y democrática, y que, por lo mismo, debería inculcarse en las familias desde la infancia y formar parte de todos los programas de educación.

El insigne escritor hispano-peruano manifiesta que “VIVIMOS EN UNA ERA DE ESPECIALIZACIÓN DEBIDO AL PRODIGIOSO DESARROLLO DE LA CIENCIA Y LA TÉCNICA, Y A SU FRAGMENTACIÓN EN INNUMERABLES AVENIDAS Y COMPARTIMIENTOS”.

La especialización según Mario Vargas Llosa trae muchos beneficios, pues permite profundizar en la exploración y la experimentación, y es el motor del progreso. Pero también va eliminando esos denominadores comunes de la cultura gracias a los cuales podemos coexistir, comunicarnos y sentirnos solidarios.

La literatura, en cambio, es un denominador común de la experiencia humana. Los lectores de Cervantes o de Shakespeare, de Dante o de Tolstoi nos entendemos y nos sentimos miembros de la misma especie porque en sus obras aprendimos aquellos que compartimos como seres humanos, los designios vitales, las geografías, las circunstancias y los tiempos históricos.

Mario Vargas Llosa profundiza al señalar “Nada defiende mejor contra la estupidez de los prejuicios, del racismo, de la xenofobia, del sectarismo religioso o político, o de los nacionalismos excluyentes como ésta comprobación incesante que aparece siempre en la gran literatura: La igualdad esencial de todos los hombres”.

Nada enseña mejor que las buenas novelas a ver, en las diferencias étnicas y culturales, la riqueza del patrimonio humano y a valorarlas como una manifestación de su simple creatividad.

Leer buena literatura es también aprender qué y cómo somos en nuestra integridad humana en nuestra presencia pública y en el secreto de nuestra conciencia. Este conocimiento solo se encuentra en la novela.

Vargas Llosa enfatiza “Ni siquiera las otras ramas de las humanidades, como la filosofía, la historia, o las artes, han podido preservar esa misión integradora y un discurso asequible al profano pues han sucumbido también al mandato de la especialización.

Ese sentimiento de pertenencia a la colectividad humana a través del tiempo y el espacio es el más alto logro de la cultura y nada contribuye tanto a renovarlo en cada generación como la literatura.

Mario Vargas señala otra razón para dar a la novela una plaza importante en la vida de las naciones es que, sin ella, el espíritu crítico, motor del cambio histórico y el mejor valedor de la libertad sufriría una merma irremediable.