Espacio de opinión y divulgación de la vida académica del Táchira, emitido por el canal 21, los sábados a las 9 am., moderado por el Lic. Ivan Danilo Chacón.E-mail: vision_universitaria@hotmail.com
20081018
20080529
PLATÓN VERSUS PROZAC
Iván Danilo Chacón Labrador
visión_universitaria@hotmail.com
Para iniciados, en la búsqueda incesante del conocimiento de la vida, de la solución de la conflictividad social, es importante adentrarse en la filosofía, y, más aún en la filosofía practica, como novísima tendencia filosófiva que nos permite las herramientas existenciales requeridas para superar el vértigo social.
En los inicios del milenio, estudiosos del pensamiento filosófico, procurando adaptar las claves en las nuevas realidades sociales, familiares, amorosas, económicas, existenciales, vale decir a la vida cotidiana de la persona humana, y, determinan una filosofía práctica como alternativa suficientemente válida para superar angustias, sinsabores, saltos en el vacío
En los Estados Unidos, y la vieja Europa, nuevamente aparecen adelantados estudiosos que, usando el argot futbolístico, dan el puntapié de apertura al juego de la filosofía práctica, con el libro “Más Platón y menos Prozac”, del autor, Lou Marinoff.
Como toda disciplina filosófica, la filosofía práctica hoy cuenta con “simpatizantes y opositores”. Nace en Alemania en la década de los ochenta del “siglo pasado”. Se ha esparcido por todo el globo terráqueo. De las enseñanzas de los pensadores desde
Encontramos en
En sólo diez años, esta "ola filosófica" logró cruzar el Atlántico y llegar a los Estados Unidos, donde el experto Lou Marinoff, profesor de Filosofía en el City College de Nueva York y pionero de este movimiento, se dedicó a promover las ventajas de esta nueva propuesta y hasta escribió un libro sobre el tema, "Más Platón y menos Prozac".
Marinoff, se adapta a la nueva doctrina, que genera toda una suerte de críticas y descalificaciones hacia y desde esta nueva doctrina, lo cierto es que Marinoff plantea en su texto una serie de críticas más que justificadas a esa concepción tan de moda hoy en día, según la cual todo lo que resulta difícil de comprender automáticamente se cataloga como "patológico" o recibe el nombre de síndrome. Vale decir, no todo lo que sucede tiene que ser visto bajo la óptica distorsionada de la enfermedad ni necesariamente responde a un desequilibrio neuroquímico. A veces se trata de otra cosa, y justamente por eso las soluciones tampoco pueden ser las mismas.
Las personas en forma constante luchan para superar adversidades, conflictos, que obligan a encarar la realidad existencial para asimilar, comprender y manejarse en un mundo que cada día es más complejo, y no tienen por qué verse etiquetadas con un trastorno, cuando en realidad lo que están haciendo es avanzar por caminos consagrados a la búsqueda de una verdad más satisfactoria, más apropiada a su propia realidad, a su propio mapa mental, que de por sí es individualizado, en su percepción de su realidad exterior.
La idea básica de esta corriente doctrinaria, nos ubica en la necesidad de encarar un determinado problema mediante una conversación en la que se considere el dilema en sí, los sentimientos que éste genera, los estados emocionales que se derivan de él, y, los pros y los contras de cada posible solución, hasta llegar a la respuesta que mejor satisfaga.
Este proceso bien se puede hacer con un amigo o con un interlocutor más profesional que, en este caso, se denomina "consejero", "terapeuta-consultor" o "asesor filosófico", que con propiedad académica, e independientemente del receptor, la idea es que hablando con un amigo o con un experto en el tema, uno esté en condiciones de enfrentar con serenidad y sin muletas químicas ni dependencias de otro tipo, los desafíos, los mares procelosos existenciales que la vida le asoma a cada paso.
No se pretende a mi juicio, como iniciado en estas lides filosóficas, a buscar la eventualidad del consejero filosófico para que con su intervención limitada a un par de entrevistas, centradas sobre todo en un conflicto actual, porque nadie puede cambiar el pasado. El asesoramiento filosófico parte de estas premisas con el ánimo de ayudar a las personas a desarrollar formas productivas de ver el mundo y, en razón a que cada persona tiene su propio mapa de la realidad existencial, su propia manera de apreciar el mundo que lo rodea, y por consiguiente, a trazar un plan general de actuación en la vida cotidiana, para darse con su propia introspección la revisión de su interioridad, en la búsqueda de un mejorar constante, en la adecuación a las nuevas realidades que tenemos que enfrentar en nuestra vida en el día día de la cotidianidad
Profesor Universitario
Vision_universitaria@hotmail.com
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20080514
20080105
Año Nuevo: Poner últimas piedras
En este año nuevo, revisamos el valor que nos enseña la importancia de terminar lo que emprendemos.
Comenzar algo siempre nos llena de entusiasmo. Un nuevo trabajo, un nuevo proyecto, una nueva relación trae consigo esperanzas y expectativas. En realidad poner “la primera piedra” de un edificio es relativamente sencillo. Pero poner “la última piedra” no es tan fácil.
El poner la última piedra es un valor que nos enseña la importancia de terminar lo que emprendemos y no dejarlo a medias.
Cuando termina un año, se da un doble fenómeno: el de la alegría de comenzar un nuevo ciclo, pero en cierta forma también un poco la tristeza de ver que no terminamos todo lo que nos propusimos.
No podemos permitir que el desánimo o la tristeza nos impidan actuar. Los grandes proyectos requieren de un trabajo constante. Las grandes obras se componen de pequeños esfuerzos que se realizan todos los días. Pero también es importante sentarse a meditar en qué queremos lograr y hacia donde esperamos ir. Si no tenemos la constancia y la lucha diaria de construir las cosas grandes con pequeños detalles, nos quedaremos colocando primeras piedras, pero no acabaremos nuestras obras.
Poner la última piedra es la culminación que nos brinda paz y una conciencia serena. Quienes siempre emprenden pero nunca terminan acaban desanimándose y llegando a un conformismo mediocre que no es sano.
- Establecer una fecha clara para terminar un proyecto.
- Saber que todo cuanto emprendamos tarde o temprano tendrá obstáculos, y estar preparado para ello.
- Crear un calendario en el que establezcamos acciones concretas para terminar nuestros proyectos.
- Todo gran edificio está construido con partes más pequeñas. Debemos acostumbrarnos a hacer pequeñas acciones, pero muy constantes.
- No poner una sola “última piedra” sino muchísimas, que el culminar nuestras actividades o proyectos se convierta en un hábito, y no en una excepción.
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