20040717

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA DEL SABADO 17 DE JULIO DE 2004.

Según la autorizada opinión de uno de los grandes novelistas hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX, y lo que va del siglo XXI, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, “La literatura es mucho más que un pasatiempo”. Entre otras cosas, contribuye a crear ciudadanos libres y críticos.

La literatura es un entretenimiento que puede permitirse quienes disponen de mucho tiempo libre.

Según Vargas Llosa la literatura es uno de los más enriquecedores quehaceres del espíritu, una actividad irremplazable para la formación del ciudadano en una sociedad moderna y democrática, y que, por lo mismo, debería inculcarse en las familias desde la infancia y formar parte de todos los programas de educación.

El insigne escritor hispano-peruano manifiesta que “VIVIMOS EN UNA ERA DE ESPECIALIZACIÓN DEBIDO AL PRODIGIOSO DESARROLLO DE LA CIENCIA Y LA TÉCNICA, Y A SU FRAGMENTACIÓN EN INNUMERABLES AVENIDAS Y COMPARTIMIENTOS”.

La especialización según Mario Vargas Llosa trae muchos beneficios, pues permite profundizar en la exploración y la experimentación, y es el motor del progreso. Pero también va eliminando esos denominadores comunes de la cultura gracias a los cuales podemos coexistir, comunicarnos y sentirnos solidarios.

La literatura, en cambio, es un denominador común de la experiencia humana. Los lectores de Cervantes o de Shakespeare, de Dante o de Tolstoi nos entendemos y nos sentimos miembros de la misma especie porque en sus obras aprendimos aquellos que compartimos como seres humanos, los designios vitales, las geografías, las circunstancias y los tiempos históricos.

Mario Vargas Llosa profundiza al señalar “Nada defiende mejor contra la estupidez de los prejuicios, del racismo, de la xenofobia, del sectarismo religioso o político, o de los nacionalismos excluyentes como ésta comprobación incesante que aparece siempre en la gran literatura: La igualdad esencial de todos los hombres”.

Nada enseña mejor que las buenas novelas a ver, en las diferencias étnicas y culturales, la riqueza del patrimonio humano y a valorarlas como una manifestación de su simple creatividad.

Leer buena literatura es también aprender qué y cómo somos en nuestra integridad humana en nuestra presencia pública y en el secreto de nuestra conciencia. Este conocimiento solo se encuentra en la novela.

Vargas Llosa enfatiza “Ni siquiera las otras ramas de las humanidades, como la filosofía, la historia, o las artes, han podido preservar esa misión integradora y un discurso asequible al profano pues han sucumbido también al mandato de la especialización.

Ese sentimiento de pertenencia a la colectividad humana a través del tiempo y el espacio es el más alto logro de la cultura y nada contribuye tanto a renovarlo en cada generación como la literatura.

Mario Vargas señala otra razón para dar a la novela una plaza importante en la vida de las naciones es que, sin ella, el espíritu crítico, motor del cambio histórico y el mejor valedor de la libertad sufriría una merma irremediable.