20040724

PRETENDER SER EDUCADOR………

LIC IVÁN DANILO CHACÓN LABRADOR. MODERADOR.-

Pretender ser Educador, obliga a un manejo con finura de principios que nos permita con su correcta utilización, nunca perder el rumbo como consecuencia de equivocaciones que desdeñen el buen hacer de la docencia.

Recordemos lecciones primarias que nos informan la manera cómo se orientaban los marinos en la antigüedad. Con gran sentido de la orientación nunca se perdían en los mares, en razón que lograban por medio de las estrellas proseguir sus rumbos. Las estrellas surgían en la antigüedad para los marinos como los principios, y los marinos eran grandes maestros que día a día aprendían a guiarse por los principios de su profesión que eran las estrellas.

Cuando observamos ciertas posturas de novísimos docentes, en circunstancias y tiempos de múltiples confusiones que nos hacen navegar en mares procelosos, es imperativo atinar en la consecución de guías orientadoras que nos extraigan de la confusión intelectual, y evitar que nuestros alumnos sean victimas de nuestra falta de pericia marinera.

Aprender a guiarse por principios es inequívocamente aprender a guiarnos mirando las estrellas del saber, para adentarnos en una profesión que representa lo sublime, en vocación y en acción, con creatividad y bondadosa imaginación.

Todas las profesiones cuentan con sus principios guías, que adornan sus ejecutorias con fundamentos básicos. Todo principio es punto de partida como igualmente de llegada en el campo intelectual, vale decir son alfa y omega de la búsqueda de conocimiento, de aporte de conocimiento como el tema que nos atañe, con la sana intención pedagógica.

Recordemos que toda ciencia se puede sintetizar en un principio. Toda disciplina puede tener un manejo a base de principios, lo que nos lleva a subrayar que la pedagogía tiene una fundamentación igualmente basada en principios.

Un buen docente universitario, debe utilizar en sus predicas principios éticos, que adornen una transmisión de conocimientos a sus alumnos con facilidad, aislando cualquier barrera que disloque lo accesible de los mismos.

El arte pedagógico se va perfeccionando en un ejercicio docente de acumulación de experiencias éticas, que den lugar a convertirnos en conquistadores de la inquieta mente y el corazón impetuoso de nuestros alumnos, enmarcados en un anhelo constante de un descubrimiento de un horizonte inmenso que le depara la existencia.