20060412

ANÁLISIS EN VISIÓN UNIVERSITARIA…PROGRAMA 129. 12/04/2006

Lic Iván DANILO Chacón Labrador. Moderador

PERSONA Y LIBERTAD.

Para Kant, en su Metafísica de las costumbres, “la humanidad misma es una dignidad, porque el hombre no puede ser tratado por ningún hombre como un simple medio o instrumento, sino siempre, a la vez, como un fin; y en ello precisamente estriba su dignidad (la personalidad)”.

Tomás de Aquino hace radicar la superioridad del hombre sobre el resto de la creación material en el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios; y ese mayor grado de similitud se debe a que el hombre posee una voluntad libre, por la cual puede dirigirse a sí mismo hacia su propia perfección. De hecho, cuando se ha querido prescindir de esa relación, se ha desembocado en los más netos abusos y atentados contra esa misma nobleza: desde los horrores de las dos guerras mundiales, hasta el desprecio de la vida humana que hace el aborto, la eutanasia.

Así es como el hombre, a pesar de tener la mayor dignidad sobre la tierra, es capaz de acciones indignas. La libertad es la respuesta.

En cambio, la libertad esencialmente humana es la libertad moral, que consiste en el hábito de usar la capacidad de elegir correctamente, en escoger lo bueno. Por tanto, la libertad no sólo consiste en hacer lo que nos dé la gana, sino especialmente, en la capacidad de elegir bien. Por tanto, la verdadera libertad, la que conduce a ser feliz, consiste en el hábito de usar la capacidad de elegir correctamente, de elegir el bien.

En tiempo de reflexión. Debemos profundizar apreciados televidentes, sobre muchas interrogantes de todo tiempo, en el entendido que no es lo mismo ser útil que valer.

El filósofo Jaime Balmes (1810-1848), es un clásico moderno, su pensamiento colosal posee actualidad, y, hoy su mensaje filosófico lo presentamos en Semana Santa, como un tema de meditación: “Todo lo que concentra al hombre, llamándole a elevada contemplación en el santuario de su alma, contribuye a engrandecerle, porque le despega de los objetos materiales, le recuerda su alto origen y le anuncia su inmenso destino. En un siglo de metálico y de goces, en que todo parece encaminarse a no desarrollar las fuerzas del espíritu, sino en cuanto pueden servir a regalar el cuerpo, conviene que se renueven esas grandes cuestiones, en que el entendimiento divaga con amplísima libertad por espacios sin fin”. Y, con Balmes, en tiempos de angustia, y lamentable promoción de la cultura de la muerte, digamos para enaltecer lo que Jesús de Nazaret, nos prodigo en su resurrección: “Sólo la inteligencia se examina a SÍ PROPIA. La piedra cae sin conocer su caída; el rayo calcina y pulveriza, ignorando su fuerza…el bruto animal sigue sus instintos, sin preguntarse la razón de ellos; sólo el hombre, esa frágil organización que aparece un momento sobre la tierra para deshacerse luego en polvo, abriga un espíritu que, después de abarcar el mundo, ansía por comprenderse, encerrándose en sí propio, allí dentro, como un santuario donde él mismo es a un tiempo el oráculo y el consultor.”

Como personas, amantes de la libertad, como poseedores de ese elemento fundamental de la deliberación de la razón, de la voluntad, dediquemos un tiempo de reflexión, en la búsqueda del fin ético, el bien como valor supremo, en la afirmación del sujeto social por encima de todo. El mañana implica una perspectiva integral. Seamos Libres, pero sin miedo a la libertad. Cultivemos la libertad moral, que nos evita las acciones malas, y, profundicemos en el abrigo de nuestro espíritu para el bien, en todas sus manifestaciones. Que en tiempo de reflexión ocupemos un minuto para acrecentar los valores que nos orienten hacia la dignidad del ser humano, nacido para el bien y lo trascendente.