20060922

Conoce los Valores

Por naturaleza el hombre repudia todo aquello que afecta a su dignidad e integridad. Los Valores estás presentes en cualquier sociedad humana, el robo siempre es sancionado, la agresión a las personas, el trabajo mal hecho, el homicidio...

La sociedad exige un comportamiento digno en todas los que participan de ella, pero cada persona se convierte en un promotor de Valores, por la manera en que vive y se conduce.

Podemos cometer el error de decir que conocemos y vivimos los Valores, pensando que "somos buenos" de forma elemental.

Lo primero que debemos hacer para conocerlos, es desarrollar nuestra capacidad de observación, atendiendo primeramente a todo lo que se refiere a nuestra persona: hábitos, actitudes, modales y la forma en la que nos relacionamos con las demás personas, distinguiendo con claridad las actitudes positivas y negativas que tenemos.

De esta forma podemos encontrar que con cierta facilidad incurrimos en algunas faltas como:

· No saludar con amabilidad.

· Arrojar basura fuera de los depósitos.

· Conducir con exceso de velocidad, con la consiguiente falta de respeto al derecho de vía de otros conductores.

· Utilizar un lenguaje inadecuado en todo momento.

· Tener en desorden los objetos que están encima de nuestro escritorio o mesa de trabajo.

· ser impuntuales,

· Interrumpir frecuentemente en las conversaciones.

· No cuidar los buenos modales al comer.

· Caminar atropelladamente para tener un mejor lugar.

Y otras tantas que de acuerdo a nuestro pequeño análisis hayamos encontrado, curiosamente veremos que muchas de nuestras actitudes las vemos en otros y nos molestan, sin darnos cuenta que faltamos a la urbanidad, la generosidad, la justicia, al respeto, a la honestidad... Con lo anterior, nos damos cuenta de la necesidad de conocernos a nosotros mismos

Podemos ver con agrado:

· La cortesía: al conducir nuestro automóvil permitiendo el paso o utilizando un correcto vocabulario;

· Los buenos modales: saludar y despedirse de las personas con quien convivimos diariamente, mostrando educación al comer, en el trato con quienes atienden público

· La plática amable: sin ofender, procurando evitar el doble sentido y la burla, con charlas que ayuden al enriquecimiento personal o cultural;

· La sinceridad: decir la verdad, procurando que nuestra personalidad sea la misma para todos los que nos conocen;

· El respeto: a las normas establecidas por las autoridades, a la intimidad de las personas;

· El orden: en nuestros efectos personales, el horario de comidas y descanso, al programar nuestros gastos...

No basta descubrir los valores, es necesario cuidarlos y educarlos, pues las personas se desarrollan para mejorar continuamente, no como un anexo a nuestra forma de ser, sino como parte de nuestro actuar cotidiano y para llegar a este punto hace falta tener ilusión.

Es una ilusión por mejorar personalmente, por mejorar la sociedad en la que vivimos, sirviendo a los demás, procurando su bienestar, con nuestro actuar hacemos a otros vivir los Valores. Conscientes que el desarrollo personal no termina, pues los valores dan criterio y forman buenos hábitos.

A partir de este momento podemos plantearnos vivirlos con intensidad, con rectitud de intención en los motivos que tenemos para hacerlo.