20070903

Tiempo de reflexión

EL JUICIO MORAL.

Iván Danilo Chacón Labrador

La fundamentación de que todo juicio moral, represente en sí un elemento de “deber ser”, implica que reconocemos, atendemos a la luz de principios que nos ilustran sobre lo bueno o lo malo, sobre lo correcto o lo incorrecto en cuanto a cualquier acción ha emprender. De allí que tengamos claramente definida esa diferenciación entre actitudes buenas o malas.

Esta valoración, el entender plenamente, cuando concretamos en un juicio moral, lo correcto o lo incorrecto de nuestras acciones, y nos permite caracterizar por medio de nuestros sentimientos la obligación de hacer una escogencia libre, con plena libertad de nuestra voluntad, con plena deliberación de la razón, en cuanto a lo que yo juzgo correcto, y de hacer la escogencia porque lo juzgo correcto. O, lo considero moralmente justo.

Para quienes ejercemos la docencia universitaria, con plena libertad de nuestra voluntad, con plena conciencia de nuestra responsabilidad docente, con sublime vocación de cátedra, hacemos actos moralmente justos, cuando el acto docente cumple realmente la intención de satisfacer una demanda de nuestra juventud ávida de conocimientos, y escogemos los medios adecuados para cumplir fielmente la intención.

Ejemplificando como docentes, podríamos señalar, que el reconocer que mis alumnos tienen el derecho de exigirme una instrucción moderna en mi cátedra, obro con justicia si trato de darles esa instrucción, con una actualización de lecturas relativas a mi campo y trasmito sin reservas mentales, sin egoísmos odiosos a mis discípulos en mis clases dinamizadas con la participación socializadas de mis alumnos, procurando siempre que sean protagonistas del debate académico, para que den rienda suelta a la imaginación creadora, para su experimentación como líderes de la Venezuela auténticamente heroica

Igualmente, podría proceder mal si hago lo que mis alumnos demandan, simplemente no por considerar que sea lo correcto, sino para hacerme popular, sin tomar en cuenta nuestra labor mentora para las acciones formativas de bien, de consolidación de futuros conductores, y capitanes de la nave patria hacia mejores puertos, y logrando aportes para que igualmente puedan navegar en males procelosos con paciencia, y buen tino.

Podría negarle, igualmente, a mis alumnos la información, y estaría asumiendo una postura mala, injusta, moralmente injusta, de odioso egoísmo contra natura como padre y docente integral.

Un acto es considerado bueno siempre que cumpla un fin loable, procurando el bienestar de alguien. Entendiendo que la demanda de la humanidad es la persecución de la felicidad.

Para que un acto sea moralmente justo debe promover un logro, satisfacer no solamente cualquier demanda, sino la que asegure una orientación de búsqueda de un bien en la vida.

Podemos darle a nuestros estudiantes la instrucción más moderna, pero si no logramos persuadirlos, con un buen convencimiento, que implica cercanía, bondad, tolerancia, solidaridad, buen decir y buen hacer, no estaremos cumpliendo con lo moralmente justo, que obliga al buen docente a pensar en su misión y su visión con racional y edificante acción educadora.

Procuremos como docentes universitarios, enaltecer la educación moral, esa que promueve el desarrollo de la libertad, estimular a nuestros alumnos para que sean libres, instarlos a querer serlo. No olvidemos nunca que existe una libertad que no todos queremos. A veces la desdeñamos, otras la tememos, en el decir del gran Eric From, en su “Miedo a la libertad”. Es la libertad que tiene como valor preciado la responsabilidad. A nuestros alumnos debemos motivarlos para que sean sensibles a toda posibilidad de que en cada instante de nuestras vidas hay algo que podamos hacer para darle forma al siguiente momento, y es educar para la libertad pero con responsabilidad moral, con clara noción de sus actitudes, de sus actos como humanos, de conjugar plenamente la deliberación de la razón, la voluntad de querer hacerlo, y la Libertad de poder siempre hacerlo, con la búsqueda siempre del bien entre los hombres.