20070904

TIEMPO DE REFLEXIÓN

ESCRIBIR PARA LA JUVENTUD

Iván Danilo Chacón Labrador

Para la docencia post-moderna, se impone una humanización en lo existencial, primariamente para corresponder al clamor de nuestra juventud, cansada ya de arquetipos vacíos, de utopías incumplidas, por sueños irrealizados ante promesas marchitas de un liderazgo cansado, agobiado, en molicie enfermiza.

La escritura es un medio fundamental en el arte de comunicar a otros nuestros propios sueños, las ideas, las vivencias, las angustias, los miedos, los deseos e ilusiones, las esperanzas para construir un mejor mañana.

Para el gran pensador, Julio Ramón Ribeyro, “escribir, más que transmitir un conocimiento, es acceder a ese conocimiento. El acto de escribir nos permite aprehender una realidad que hasta el momento se nos presentaba en forma incompleta, velada, fugitiva, caótica. Muchas cosas las comprendemos sólo cuando las escribimos”.

Si la escritura es un medio de comunicación y de creación, lo es también para aprender a pensar, pues es un medio privilegiado de expresión y reflexión del pensamiento. Cuando escribimos, meditamos sobre las ideas que queremos expresar, examinamos y juzgamos nuestros pensamientos. Esto es tan cierto que uno no termina de comprender bien una idea hasta que la escribe. “Si quieres saber lo que piensas, escríbelo”. Detrás de muchas resistencias a escribir, se ocultan las resistencias a pensar, y es triste constatar cómo la escuela ha descuidado la ejercitación continua de la escritura personal y creativa.

Escribir es comunicar, derramarse en los demás para desatar procesos de creación, de ilusión, de esperanza. Como ha dicho el escritor uruguayo Eduardo Galeano, “uno escribe, pero el texto se realiza en el lector. Las palabras viajan dentro de él, le pertenecen. La escritura es una forma de buscar al otro, de darse, de entregar el alma. Supone la aventura de la incertidumbre. Es como arrojar botellas al agua con mensajes de amor, de esperanza, con la ilusión de que alguien las recogerá y responderá.”

Hoy quiero recomendarte un libro cuyo título es “Queridísimos jóvenes”, de su Santidad Juan Pablo II, quien en forma ecuménica, dejo para la posteridad mensajes imperecederos, que para el cultivo de nuestra juventud, para quienes están en la etapa más bella de la existencia humana, pero también la más tormentosa en muchos casos. El descubrimiento de la vida, sus aspiraciones, sus sueños, sus utopías, las realidades existenciales, sus oportunidades y problemas lo que genera el caos en tu interior, pero a pesar de todo hay algo que debes mantener siempre en tu deliberación de la razón, en tu pensamiento, en tú mente! Atrévete a ser grande!

Necesitas atrevimiento para enfrentar los retos que el mundo actual presenta para ti, sin temores, con un compromiso pleno y decidido para cumplir con tu vocación, con especial consagración en tus realizaciones, en tus actos humanos, sea la que sea; grandeza en tu corazón para hacer el bien a todos sin distinciones, con entrega y espíritu de servicio. Por eso es siempre oportuno citar el mensaje de Juan Pablo II, que deseo entregar con fe de carbonero a la juventud venezolana, en momentos de ser actores impostergables de un mejor país, de un mejor futuro.

- Atrévete a ser operador de la paz. Te ha tocado vivir en un mundo agitado y controvertido donde puedes observar como los adultos entre ellos no se ponen de acuerdo. Mas no te fijes en sus problemas, tu eres quien puede convertir a tu generación en esa categoría de seres humanos que luchan por vivir en armonía, solucionando los problemas en vez de hacerlos más grandes, sin deseos de dominio y con el único afán de lograr un verdadero diálogo y entendimiento para forjar un presente y un futuro mejor.

- Educa tu conciencia con la convicción de que Dios es el fundamento de todos los valores, conócelos y practícalos para darle dirección a tú vida, sólo así podrás determinar el tipo de ser humano que llegarás a ser: honesto, responsable, generoso, emprendedor, sin intereses particulares. Cuando llegue tu momento, serás la clase de político, empresario, economista, educador y profesional que tu país necesita. Si no comienzas tú con una nueva cultura, ¿quién lo hará?

- Atrévete a profundizar en la injusticia y el sufrimiento cuanto antes. Para quienes están apegados a los bienes materiales y el placer, esto carece de sentido y huyen como si fuera un mal contagioso. Pero tú no pierdas tiempo en tratar de entender porque existen estás dos cosas: búscale un sentido, un significado y lleva a cabo una misión personal para aliviar el sufrimiento del mundo. ¿Es mucho el dolor? Es cierto, pero también hay muchas manos, tuyas y mías, que están en condiciones de servir, pero siguen esperando quien las conduzca. Además, esto te llevará a una plena realización, a la felicidad, y sobre todo, al encuentro de Dios.

- Desarrollo en ti la virtud de la fortaleza. Aunque tus padres no te entiendan -o pienses que no lo hacen- haz el esfuerzo por comprenderlos... Francamente los adultos muchas veces nos olvidamos que para hablar de adolescente a adolescente hay que convertirse en un niño.

No te quejes de todo: carencias, necesidades, propósitos no cumplidos, ni te detengas ante las dificultades, aprende a valerte por ti mismo y a trabajar con empeño por alcanzar tus propias metas. Si tú eres el primer interesado ¿por qué tienes que depender siempre de los demás?

- La firmeza heroica es la que hace falta a los hombres de nuestro tiempo para triunfar en un mundo dominado por la magia digital y el deseo de poder. Necesitarás esa firmeza para ejecutar acciones congruentes con tus creencias y valores. Necesitarás la valentía para ser íntegro y puro en tú corazón, aunque muchas veces esto te hará sentirte solo, pues estarás saliendo de lo fácil, de lo cómodo, de ser uno más en la multitud que se deja llevar sin saber a dónde.

Recuerda que cada joven va en busca de un sueño. Por causa de un sueño se desatan tempestades y ciclones. Que los tuyos sean grandes, anchos e infinitos, Pero que no se queden ahí, transfórmalos, dales vida, lucha por convertirlos en realidad, derramando la generosidad que sólo un corazón joven y apasionado como el tuyo puede tener.

En palabras de Juan Pablo: Reafirmamos con el juglar, Ustedes los jóvenes “son promesa cierta de futuro”, son “el descubrimiento del horizonte inmenso que es la vida”, “tienen un congénito sentido de la verdad”. Y la verdad debe servir para la libertad, aquella que va encauzada a perseguir ser un hombre “para los demás”. La juventud tiene que crecer, construirse desde muy adentro de su ser: con esfuerzo, con perseverancia y paciencia, con esa fe de carbonero, esa fe ingenua, no contaminada por arquetipos vacíos.- La juventud requiere de nuevos paradigmas para lograr un mejor destino.